Comuna 13: Más allá de la gentrificación, una memoria en riesgo.
- José Guerra
- 30 oct 2024
- 3 Min. de lectura
La Comuna 13 de Medellín se ha convertido en un emblema de resistencia y organización comunitaria en medio de la violencia que ha marcado su historia, pero es importante comprender que, más allá de los relatos de resistencia y el auge del turismo que tienen mayor atención a nivel local e internacional, no se puede desconocer que aún persisten conflictos que parecen estar fuera de los intereses públicos y privados. Si bien la violencia directa ya no es un problema como antes, la violencia estructural que vive el territorio juega un papel fundamental para entender que la guerra aún está presente, pero se camufla desde áreas que no son tan visibles, como el control económico y el uso del espacio público.
De acuerdo con esto, la violencia actual se ve de manera más visible a través de mecanismos de opresión relacionados con el control territorial por el uso del espacio público y este afecta de manera más directa a los vendedores informales y locales.
Sumado a estas situaciones, los procesos de memoria y resistencia en la 13, pierden veracidad y reconocimiento, por el aumento desproporcionado de una realidad que se vende a nivel mundial sobre los hechos violentos que realmente ocurrieron en la comuna, si bien, el aumento del turismo incentiva la económica local, especialmente a través de iniciativas como el Graffitour, también ha traído consigo efectos negativos que no pueden reducirse simplemente a los discursos trillados de la gentrificación, puesto que, estos procesos globales dan pie a la fragmentación de la identidad colectiva y los procesos de construcción de paz en los que incansablemente se ha trabajado en las últimas dos décadas.
El llamado de los líderes y grupos locales es de preocupación. Grupos como Casa Kolacho, quienes han vivido y aportado al proceso de reconstrucción de memoria y paz, reconocen que hay una explosión de narrativas alteradas alrededor de la historia del barrio, como la presencia y control que “tuvo” Pablo Escobar en el territorio. Esta es una información que nunca se ha corroborado y que los mismos líderes niegan. Con decenas de ejemplos así, los hechos se reducen a versiones simplificadas y desinformadas que están diseñadas para entretener y atraer a los visitantes, pero que están desdibujando la realidad de los procesos de reparación que se han vivido. Esto es muy delicado, porque debilita los procesos comunitarios que, durante años, fortalecieron el tejido social y la gobernanza comunitaria de una población que vivió la ausencia de las instituciones del estado y la sociedad civil.
Los problemas en la 13 van más allá del aumento del costo de vida y la gentrificación. Se necesita hablar sobre cómo se está rentabilizando una deuda histórica que tenemos como ciudad con la comunidad.
Si bien, hay mucho por trabajar, es clave que desde la gobernanza local se pueda encontrar un equilibrio entre el desarrollo económico y la preservación de la identidad. De esta manera, los habitantes pueden vivir dignamente, sin sacrificar su memoria, ni la esencia de su territorio. Considero que hace falta un impulso, un impulso desde un intercambio generacional que pueda dar una renovación pertinente a los procesos que hoy se viven. Uno que implique cambios hacia una visión en la que los jóvenes se sientan más representados y puedan establecer nuevos procesos desde el activismo, la intervención urbana y el trabajo colaborativo, que pongan en la agenda pública los problemas que el territorio enfrenta, pero que en ninguna circunstancia se pierda el motivo por el cual la población resiste. Esta propuesta resulta ser la más retadora, pues como es de conocimiento general, la operación Orión, por ejemplo, se presentó como un hito de violencia desmesurada que lamentablemente puso en el centro de la conversación a la 13 y la necesidad de construir una comunidad en paz para salir adelante. Por lo que es importante preguntarse, especialmente desde una postura personal.
¿Hasta cuándo hay que esperar para que el auge del turismo descontrolado haga tocar fondo a la 13 de nuevo?
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